martes, 19 de mayo de 2015

CÉSAR LACALLE: LA CIUDAD COMO NO LUGAR


GLOBAL CITY de César Lacalle en el Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso

Fechas: 29.05.15 - 17.06.15
C/ Iglesia, 12
           28770 - Colmenar Viejo
Horario: De lunes a viernes: De 10:00 a 14:00 y de 17:30 a 21:00 h.
Sábados, de 10:00 a 14:00 h.

La exposición se engloba dentro el Año Foto Colmenar 2015

No Name City

La ciudad global se convierte en leitmotiv del trabajo fotográfico de César Lacalle. Como un sociólogo analiza su entorno a través de la cámara dando lugar a una obra que conjuga de manera equitativa el componente visual y discursivo.  

Para Lacalle la urbe deviene en objeto fundamental de investigación y práctica artística como consecuencia de su absorción por las transformaciones aceleradas y la superabundacia de acontecimientos del mundo contemporáneo. Es la situación de “sobremodernidad” sobre la que reflexionó Marc Augé. El antropólogo afirmó que la citada “sobremodernidad” es productora de no lugares, de espacios que no son en sí lugares antropológicos sino lugares de tránsito y de ocupaciones provisionales: supermercados, centros comerciales, grandes cadenas hoteleras, aeropuertos, parques de recreo… Espacios dominados por la homogeneización y la estandarización. Son los ámbitos que habita el “hombre heterodirigido” que menciona Umberto Eco en su obra  Apocalípticos e integrados, refiriéndose al sujeto que sufre las coacciones globales de la sociedad moderna.

No Name City

Así, la “global city” que muestra César Lacalle es sinónimo de uniformidad en las arquitecturas, las tiendas y comercios, los productos que se consumen, las modas e incluso en las personas. En sus proyectos fotográficos Adyton, No Name City y 101 Faces, la ciudad global se presenta como un no lugar.

Los escenarios asépticos de Adyton muestran una arquitectura estándar que puede localizarse en cualquier capital mundial al igual que los edificios de fachadas acristaladas de No Name City. En esta serie, la figura humana es una pieza más del puzzle de la escenografía urbana. Como alienados individuos procedentes de la pintura de Hopper o al modo de los vaciados escultóricos de George Segal, los habitantes de las urbes captadas por Lacalle aluden al “ciudadano global”.

Adyton

Manhattan, Shanghai, París, Madrid… Urbes metropolitanas e hitos de un work in progress titulado 101 Faces, un trabajo en el que, por medio del retrato urbano a pie de calle, el fotógrafo refleja la pérdida de las idiosincrasias locales como resultado directo del proceso globalizador. Así, ante un fondo neutro, comienza el desfile de personas de distintas edades y sexos. Todas ellas llevan ropas, peinados o complementos que pueden encontrarse en cualquier lugar del planeta. La identidad del individuo también se globaliza.

101 Faces in Manhattan

El sistema busca generar productos indiferenciados y la anulación de la alteridad. Lo diferente perturba y no se adapta con tanta docilidad  al ciclo acelerado del capital. La distribución urbana, los edificios y los individuos constituyen elementos funcionales del sistema. Vivimos tiempos de una estetización anestésica que todo lo iguala. Es la sociedad de la transparencia sobre la que teoriza el filósofo Byung-Chul Han, que insiste en que “las cosas se vuelven transparentes cuando son despojadas de su singularidad”. Y sentencia: “la sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual”. La uniformidad de la global city de César Lacalle avanza por esa senda de la transparencia.

No Name City

Web de César Lacalle

Repercusión en medios de comunicación:

lunes, 18 de mayo de 2015

CRISTINA FERRÁNDEZ: ALEGORÍA Y ZEITGEIST


“Quiero decir unas palabras a favor de la Naturaleza, de la libertad total y el estado salvaje, en contraposición a una libertad y una cultura simplemente civiles; considerar al hombre como habitante o parte constitutiva de la Naturaleza, más que como miembro de la sociedad.”

            Caminar, Henry Thoreau

Concesión al territorio
      
      Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha, Cristina Ferrández (Alicante, 1974 - Reside en Asturias) es una artista multidisciplinar de amplio itinerario profesional cuyo trabajo abarca escultura, fotografía, videoarte e instalación. En su haber cuenta con un extenso número de exposiciones, tanto individuales como colectivas, así como becas y premios que reconocen la valía de su creación. Ha sido becada por instituciones como Cajastur, el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, la Fundación Bilbao Arte Fundazioa,  las Becas Al  Norte  para  proyectos expositivos  de  El Comercio de Gijón (Asturias) y el Blacklock Nature Sanctuary de Minnesota (USA), entre otros. Ha recibido también ayudas a la promoción artística por la Consejería de Cultura y Turismo de Gobierno del Principado de Asturias y, en el último año, ha desarrollado el proyecto Paso de Gigantes en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, el proyecto Crónica para Photoalicante 2014 y la exposición Pangea/Panthalassa en la galería ATM de Gijón.

Queriendo navegar

        A través del estudio del territorio Cristina Ferrández explora cuestiones de género, ecología, antropología, sociología y geografía humana, por medio de las cuales muestra su personal zeitgeist (espíritu de época), su compromiso con el tiempo que le ha tocado vivir. 
El análisis que realiza sobre el acontecer histórico coetáneo pone el foco de atención en temas vinculados a la pérdida de las estructuras estables del individuo, el carácter normativo y reglar de las instituciones, la antropización del territorio y la alienante sociedad de la llamada “sobremodernidad” por el antropólogo Marc Augé.
Sumidos en una contemporaneidad abrumada por un modelo económico ultraliberal, un continuo desarrollo tecnológico y una delirante sociedad mass media, la obra de Ferrández busca un retorno a la naturaleza y reacciona ante la situación del sujeto preso de los “tiempos hipermodernos” de Gilles Lipovestky, proponiendo una vuelta a la libertad que supone la inmersión en los elementos naturales. Así, el paisaje y la relación del individuo con el entorno se convierten en leitmotiv de su trabajo. 

La presa

       La relación con el medio que propone Cristina Ferrández es concebida en ocasiones de una manera muy ritual situándose los antecedentes de algunos de sus trabajos en acciones cercanas al Body Art desarrollado desde finales de los años sesenta por nombres como Dennis Oppenheim, Michael McCafferty, Graham Metson, Charles Simonds o Ana Mendieta. Así, la figura humana, que en gran parte de las ocasiones es la propia artista, busca una fusión con el medio natural a modo de catarsis y de renovatio, en aras de una disolución en los elementos naturales como paralelismo metafórico de una regeneración del alma humana.

Nido

        En algunos de sus trabajos es frecuente que la figura humana aparezca subsumida en un ambiente sobrecogedor vinculado a la sublimidad teorizada por Edmund Burke quien, en Investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y de lo bello (1757), afirmó: “La infinitud tiene una tendencia a llenar la mente con esa especie de horror deleitable que es el efecto más genuino y la prueba más verdadera de lo sublime.” Partiendo de estas reflexiones estéticas, en proyectos como Territorios desheredados, la figura se diluye en la inmensidad e infinitud de un medio que desborda la mente del sujeto y que supone el empequeñecimiento del individuo ante una naturaleza inabarcable. Esta indagación de Cristina Ferrández en el paisaje es abordada con una especial sensibilidad estética y  cierta dosis de componente onírico e irreal. 

Corrientes evasivas, del proyecto Territorios desheredados

Siguiendo esta línea burkiana, en la pieza de vídeo de contenido alegórico del proyecto Moradas esenciales, una figura alada dialoga con un paisaje marítimo ambientado en la abrupta costa del Cantábrico. Articulado mediante tres secuencias principales, el vídeo responde al ideal de la  Gesamtkunstwerk u obra de arte total fusionando arte visual, música y coreografía. Ésta última es interpretada por la bailarina Laura Cueto quien, metamorfoseada con unas alas negras, se mueve en la ambigüedad existencial de "victoria" a "ángel caído", aludiendo de forma metafórica a la desmembración de las estructuras y las moradas. 

Frame del vídeo del proyecto "Moradas esenciales"

        El influjo del Land Art en su obra genera que el paisaje no sólo sea fuente de inspiración temática, sino que su materia y esencia intrínsecas se convierten en componentes artísticos también. Por ello, es habitual que los elementos a partir de los que crea sus instalaciones escultóricas procedan de la naturaleza a modo de site specific o indoor earthworks. Sus “Nidos”, que pueden ponerse en relación con los realizados por Andy Goldsworthy, descontextualizan materiales extraídos de enclaves naturales pero concebidos para un espacio cerrado a la manera de los specific objets Richard Long.
Ferrández realiza expediciones en las que recolecta materiales, especialmente ramas y varas, que más adelante pasarán a disponerse en los espacios interiores de galerías y muesos. En este sentido recurre a la habitual práctica en Richard Long de caminar y recolectar como manera de aproximación al paisaje.

Germinal

          El mito del eterno retorno y la concepción cíclica del tiempo constituyen  la base teórica sobre la que se asienta una parte importante del trabajo de Cristina Ferrández. Es el caso del proyecto titulado La pérdida de Perséfone, cuyo objetivo radica en analizar el posicionamiento de la mujer hacia la realidad contemporánea.

Siguiendo al historiador de las religiones Mircea Eliade, en la voluntad de repetición más que “una resistencia a la historia y una rebelión contra el tiempo histórico”, parece observarse “una tentativa para reintegrar ese tiempo histórico, cargado de experiencia humana, en el tiempo cósmico, cíclico e infinito.” Para los pueblos primitivos la historia es un ciclo que se repite hasta lo infinito: nacimiento, crecimiento, decrepitud y desaparición.  El hombre arcaico soportaba el empuje de la historia porque ésta podía ser renovada, podía ser abolida por medio de la repetición de la cosmogonía y de la regeneración periódica del tiempo.

La pérdida de Perséfone

La pérdida de Perséfone está basada en el mito del rapto de la hija de Zeus y de Deméter. La mitología cuenta que el origen de la Primavera parte de este rapto pues, cuando Perséfone es llevada a los Infiernos las flores se entristecieron y murieron pero, a su regreso, las flores renacieron por la alegría que les causa el retorno de la joven. El descenso y el regreso de Perséfone del Inframundo provocarían el cambio de estación y el carácter cíclico de la tierra.

Para Ferrández el sujeto soporta la presión de la historia contemporánea mediante un una renovatio vital que le fusione con el entorno. El objetivo es eliminar el miedo del sujeto contemporáneo ante el devenir anulando la irreversibilidad de una historia lineal que conlleve un progreso extremo y transformaciones definitivas. Por ello, el retorno a la naturaleza supone la válvula de escape necesaria para no caer en el pesimismo y el nihilismo históricos. La naturaleza, en su movimiento de eterno retorno, sería refugio de restablecimiento continuo.

La pérdida de Perséfone